Sunday, May 14, 2006


—Escucha, aquí abajo, soy el caracol. ¿Me ves? Tengo una pregunta para ti. Hace unos días que una duda que me ronda el caparazón. Un petirrojo me contó que vosotros los hombres os reunís en las playas cuando hace sol para poneros morenos. Dime, ¿es esto cierto?
—Bueno, eso lo hacen los mayores. Los niños hacemos agujeros en la arena y luego intentamos meter a toda la mar dentro. Es muy difícil, ¿sabes? Aún no lo ha conseguido nadie.
—¿Pero tú no eres un hombre?
—No. Yo soy un niño.
—¿Pero tú no eres uno de esos hombres enanos?
—No. Yo soy un niño, luego creceré y me haré hombre.
—Ajá, curioso (...) ¿Entonces no existen los gnomos?
—No, creo que no.
—¿O sea que los niños no os ponéis morenos y los hombres sí?
—Dijiste que sólo me ibas a hacer una pregunta.
—¿Y tú cuando seas un hombre tomarás el sol para ponerte moreno?
—Supongo que sí, eso es lo que hacen los mayores.
—¿Y los hombres no cavan agujeros para meter a toda la mar dentro?
—No, dicen que eso es cosa de niños y que, además, es imposible, pero yo no me lo creo.
—¿Y por qué crees que los hombres quieren ponerse morenos y los niños no?
—Jo, ¿por qué siempre estás preguntando? ¿Todos los caracoles sois así de pesados?
—Hagamos un trato: tú respondes a mis preguntas y luego yo te canto una canción. ¿Trato hecho?
—¡Trato hecho! ¡Lo sabía, sabía que podías cantar!
—¿Por qué los hombres quieren ponerse morenos y los niños no?
—Esa pregunta ya me la has hecho.
—Ya lo sé, pero tú no me la respondiste. ¿Sois siempre así de chinchorreros?
—Chinchoqué
—Chinchorreros, pelmas, pesados. ¿Vas a contestar a mi pregunta o no?
—¿A cuál? ¿A la de si somos chinchoqué ?
—¡No, esa no! ¡Maldita sea! Por última vez, ¿por qué los hombres quieren ponerse morenos y los niños no!
—No lo sé. Los mayores son muy raros.
—¿Raros?
—Sí, raros. Hacen cosas muy raras.
—¿Cómo qué?
—Como tomar el sol. Cuando volvemos de vacaciones, todos los amigos de mis padres nos dicen que estamos muy morenos, pero a mí nunca me preguntan si he conseguido meter a toda la mar en un agujero. Y como los amigos de mis padres también vienen de vacaciones, pues no paran de repetirse los unos a los otros: “Uy, qué morenos estáis.” “Uy, vosotros también.” Y así se pasan todos los días hasta que dejan de estar morenos.
—Curioso, muy curioso. ¿Y es cierto que existen hombres amarillos, hombres negros y hombres blancos?
—Sí, es verdad. ¿Me vas a cantar ya la canción?
—¿Y es cierto que los negros son los que han tomado mucho el sol, los amarillos los que un poquito y los blancos los que nada?
—Nooooo. Somos así porque hemos nacido con ese color de piel. Los negros no pueden ponerse más morenos, pero los blancos sí.
—¿Entonces a los negros les estarán diciendo todo el tiempo lo de “uy, qué moreno estás”, ¿no?
—Ay, qué tontito eres caracol. Es distinto. Los negros están morenos por nacer así y no por haberse ido de vacaciones. ¿Entiendes ahora?
—Creo que sí (...) ¿Tú sabías que los caracoles en vez de tomar el sol tomamos la lluvia?
—¿La lluvia? ¿Y para qué?
—Para ponernos húmedos.
—¿Para poneros húmedos? Vaya, sois aún más raros que los mayores.
—Venga, que te canto esa canción que te prometí. Caracol col col, saca los cuernos al sol...

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

He leido en otro blog que llevas años practicando sueños lúcidos, telepatía, viajando por universos inconcebibles para nosotros, conectado a la supermente galáctica y al inconsciente terrestre y extraterrestre, siendo fumado por plantas, cactus… con años luz de existencia, sabias, peligrosas, metiéndote en los sistemas nerviosos de los suicidas, las madres, los moribundos...

Podrías hablarnos más del tema???

He intentado entrar en tu blog pero lo has restringido solo para invitados.

12:14 AM  
Blogger Unknown said...

hola,muy buen relato,nunca lo habia escuchado. y como es que puedo entrar a tu blog, sera que puedes enviarme una invitacion.
gracias.

4:41 PM  

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